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Importancia del Sentido del Olfato

El olfato es uno de los sentidos más antiguos e importantes para los organismos vivos. En todas las especies los sentidos químicos especiales como el gusto y el olfato proporcionan información crítica sobre su entorno.


Aunque en la era moderna los humanos son “visualmente y auditivamente dominantes”, y a pesar que muchas veces no nos percatemos de ello, el sentido del olfato sigue siendo muy importante. Para ciertas ocupaciones, como gourmets, chefs, enólogos, perfumistas, bomberos y trabajadores del gas natural, el olfato es de una importancia crítica.


Se ha descrito como los olores pueden influenciar el humor del ser humano, la memoria, la percepción del olor corporal de otras personas, el comportamiento, la fisiología reproductiva e incluso las preferencias para elegir a una pareja.


La función general del olfato es informarnos sobre riesgos potenciales (p.e. amenazas microbianas, venenos, humo) y sobre elementos con connotaciones positivas (p.e. alimentos nutritivos). Las preferencias de los olores, en diversos grados, son el resultado de un proceso de aprendizaje. El olfato está bien desarrollado en los fetos y el condicionamiento a los diferentes sabores ocurre desde el útero, jugando un papel importante en la futura ingesta de alimentos, de tal manera que los olores ayudan en la localización de los mismos e indican su calidad. Una discrepancia entre el sabor percibido y la expectativa formada antes de la ingestión puede provocar el rechazo de los alimentos. Varios mecanismos relacionados con el olfato están involucrados en la regulación del apetito al afectar nuestras decisiones sobre cuándo, cuánto y qué comer.


Evolutivamente, el bulbo olfatorio genera neuronas accesibles de por vida que proliferan incluso en la vida adulta. Estas neuronas tienen la capacidad de regenerarse y pueden ser un objetivo de estudio que implique importantes avances científicos en el futuro en el tratamiento de enfermedades neurológicas.

El olfato también podría afectar la comunicación social. Se ha descrito como los olores pueden tener un impacto en el comportamiento sexual, en particular sobre la ausencia de endogamia, la selección de una pareja y el contagio emocional. Otro ejemplo de esta función social se demostró en un estudio reciente en el que se observó que las lágrimas femeninas contienen señales químicas que disminuyen la excitación sexual y los niveles de testosterona en los hombres.


El sentido del olfato nos ayuda a disfrutar de la vida, nos informa sobre el mundo que nos rodea, nos advierte de diversos peligros, nos dice cuando una comida no es saludable e incluso nos ayuda a elegir pareja.





CONSECUENCIAS DE LA PÉRDIDA DEL SENTIDO DEL OLFATO


Aunque los trastornos del olfato rara vez son letales para los humanos, los pacientes que los sufren no suelen recibir una atención médica adecuada. Un estudio reciente sugiere que la pérdida del sentido del olfato es un fuerte predictor de mortalidad en 5 años y que podría servir como marcador del enlentecimiento de la regeneración celular o la acumulación de exposición a sustancias tóxicas ambientales.


La pérdida del sentido del olfato puede ser frustrante, ya que puede afectar la capacidad de disfrutar la comida y de apreciar aromas agradables, lo que se traduce en disminución de la calidad de vida. También pueden interferir con la habilidad de percibir productos químicos potencialmente dañinos y gases, y por lo tanto pueden tener consecuencias graves.


Muy a menudo, los pacientes con trastornos del olfato aquejan "las dificultades relacionados con la alimentación". La percepción del sabor de los alimentos está fuertemente determinada por la experiencia olfativa, y una falta de sensibilidad olfativa en consecuencia reduce la riqueza de la percepción de los alimentos. La disminución del apetito ha sido descrita hasta en el 56% de los pacientes con pérdida del olfato. Los problemas relacionados con los alimentos no se limitan a la alimentación. La preparación de alimentos es difícil para muchos pacientes con pérdida del olfato.

Otro problema común es la falta de detección de gas o humo en caso de incendio que se ha descrito como el principal riesgo asociado con los trastornos del olfato.


Adicionalmente, los pacientes suelen expresar problemas relacionados con la higiene personal. Hasta un 41% de los sujetos con pérdida del olfato describen su preocupación por no ser capaces de percibir su propio olor corporal. Tal vez relacionado con la inseguridad sobre el olor corporal personal, las relaciones sociales se suelen ver afectadas por los trastornos olfativos. También se ha descrito el deterioro de la vida sexual secundario a la pérdida del olfato. Los hombres con anosmia congénita presentan un número reducido de relaciones sexuales en comparación con sujetos con normosmia.


Los problemas de la vida laboral se han descrito hasta en un tercio de los pacientes con hiposmia. Para las personas que trabajan como cocineros, enólogos, perfumistas, sumilleres o bomberos, la pérdida del olfato puede ser catastrófica, profesionalmente hablando.


La pérdida del olfato deteriora la calidad de vida y aumenta la depresión, evidenciado en cuestionarios de calidad de vida relacionados con la salud, tanto en dominios específicos de olfato como de salud en general.


Adicionalmente, la pérdida del olfato se considera actualmente uno de los signos “preclínicos” más tempranos de la Enfermedad de Alzheimer y de la Enfermedad de Parkinson, por lo que detectar este signo podría ser la clave para un diagnóstico y tratamiento precoz de estos trastornos neurodegenerativos, con el consiguiente retraso de su evolución natural.


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